El coaching es una dinámica de aprendizaje que colabora con individuos, grupos y organizaciones para expandir la conciencia de lo posible, ampliar los repertorios de acciones, y facilitar la co-creación de logros inéditos, conviviendo en bienestar de manera audaz, responsable y ética. Mis primeros 4 principios generativos del coaching dicen:
1) Los seres humanos "siempre" estamos comprometidos a algo. No hay seres humanos NO comprometidos. Este principio me recuerda que quién tengo enfrente está ya comprometido con algo... la pregunta es ¿A qué está comprometido, por lo cual los resultados que espera no están ocurriendo? No es la misma dinámica emocional, ni la misma conversación la que surge de ver a alguien como un "no-comprometido" al que hay que comprometer; que verlo como una persona comprometida que puede reorientar sus compromisos.
2) Observamos y configuramos nuestros mundos de acuerdo a nuestros compromisos. En lo que observamos surgen nuestros compromisos. Este principio tiene implícito la noción del observador. Cada quien es un observador diferente de la realidad. No podemos acceder a una realidad independiente del observador que observa. ¿Y desde donde observamos? Desde nuestros compromisos. Si estoy comprometido con aprender, observaré un mundo que se me abre a mi paso, en la emoción de la curiosidad. Pero por si el contrario, estoy comprometido con tener la razón, entonces observaré un mundo estático, donde lo que coincide con mi opinión lo veo claramente, y lo que no, permanece transparente a mi experiencia, deslizándome por la emoción de la rigidez.
3) Uno no obtiene lo que dice que quiere, sino aquello a lo que está comprometido. Las acciones develan el compromiso. Compromiso no es lo que uno quiere, es lo que uno hace. Compromiso es acción. Mirando las acciones y las inacciones del otro podemos distinguir entre compromisos declarados y compromisos subyacentes. Si mi consultante dice: "Yo quiero mejorar la relación con mi jefe, pero no estoy dispuesto a disculparlo...", la pregunta podría ser: ¿Evaluaste la posibilidad de que quizás estés comprometido con conservar el resentimiento, más que con mejorar la relación? ¿Qué es lo que sinceramente quieres conservar?Así podemos mostrar los compromisos subyacentes, y compartir un entendimiento del tipo de observador que el consultante está siendo en ese momento, abriendo la reflexión sobre que mundo está configurando desde su observar. Cuando esto pasa, se amplia la mirada y surgen nuevas acciones que resultan naturales y espontáneas en esa nueva mirada. Considero que el coaching que no distingue la dinámica de los compromisos, el observador y las emocionales, opera sólo en el diseño de un plan de acciones, en la incomodidad de hacer lo que no le resulta espontáneo y natural al consultante, restando potencia al coaching.
4) No hay deseo, proyecto, compromiso o sueño que pueda ocurrir fuera de la red de relaciones humanas a la que pertenecemos. Todo lo que sueñes será realizado en coordinación con otros. Los compromisos siempre son individuales, pero la posibilidad de que el compromiso prospere está dada por los tejidos relacionales al que pertenezcamos. Por eso el coaching colabora con la construcción de esos tejidos.