miércoles, 17 de octubre de 2007

PARA ENTRAR EN LOS MEDIOS: CREDIBILIDAD y CALIDAD

Nadie puede desconocer que la profesión periodística es una actividad muy exigente y, a la postre, no siempre gratificante, en la que el periodista debe producir mucha información para cubrir espacios cada vez más restringidos, respondiendo a redacciones que se han tornado cada vez más competitivas. Todo ello, en un mercado “canibalizado”, en el cual modelos, políticos, deportistas y personajes de la farándula se autoproclaman periodistas y acceden con facilidad a la televisión, medio en el que paradójicamente importan poco los contenidos y en el que todo se arregla disponiendo de un espacio horario, una mesa, dos sillas y unas copas de agua. Las empresas y los responsables de la comunicación institucional deben tener en claro esta realidad para poder distinguir dónde está la prensa que les puede importar y hacia quiénes deben canalizar sus esfuerzos en procura de un espacio para dar a conocer sus noticias.
Calidad y Credibilidad
Es necesario comprender que el verdadero eje de una buena relación no está dado por el amiguismo, ni por la cantidad de contactos o de información que se emite, sino por la calidad que ésta tenga en comparación con los intereses del público. Nunca hay que olvidar que la información es la materia prima que el periodista necesita para desempeñarse diariamente y que no cualquier información es buena. El mercado periodístico demanda información de calidad caracterizada por la credibilidad de la fuentes, la riqueza y precisión en los datos y, sobre todo, por su carácter novedoso, algo que toda información debe contener para despertar el interés.
Cada vez más difícil
Con el crecimiento de los multimedios, las agendas periodísticas se han convertido en algo complejo y sumamente cambiante, porque no sólo están condicionadas por la abundante información que fluye del ámbito local e internacional, sino también por la creciente demanda de las empresas que buscan un espacio para canalizar sus noticias en forma directa o a través de terceros, sin detenerse a pensar que los temas que componen su agenda no necesariamente van a ser de interés para los medios y su público.

El responsable de la comunicación institucional no debe perder de vista que la agenda en los medios responde en general a una diversidad de contenidos, y se maneja de manera muy diferente según sea el estilo y las características del medio. En algunos casos, la agenda está muy condicionada por la dirección del medio; en otros es delegada en responsables de secciones dependientes de la línea editorial, y en otras, descansa en encargados de secciones que operan con mayor autonomía.
No hay agendas ùnicas
En un medio grande difícilmente encontremos una agenda única, sino tantas como secciones tenga el diario o la revista y como periodistas con iniciativa y talento existan dentro de él. La agenda puede cambiar más de una vez en el día y echar por tierra cualquier estrategia, como sucedió con el lanzamiento de la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner. Quienes manejan la campaña supusieron que sí o sí, esa sería la noticia de apertura en los noticieros, pero la agenda puso en primer lugar la muerte del dibujante Roberto Fontanarrosa.
El gobierno, los políticos, la industria del entretenimiento y las empresas tecnológicas hiperactivas, son las que más pujan por imponer sus propias agendas. Las redacciones son “bombardeadas” con llamados telefónicos y gacetillas que llegan a través de e-mails o correo directo, y los periodistas son asediados por los operadores políticos, los asesores de prensa, los “prenseros”, y por infinidad de consultoras de prensa que pujan por un espacio que es tan poco elástico como el espacio en la página de un diario o el minuto en la TV. Esta situación se ha convertido en un verdadero problema para las redacciones, porque no sólo perturba el trabajo de los periodistas sino que adiciona una enorme presión a las redacciones en su conjunto.

Jorge Irazu es miembro fundador del GIECI. Se licenció en Publicidad en la Universidad del Salvador y realizó estudios de postgrado en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Navarra.

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