viernes, 27 de abril de 2012

jueves, 26 de abril de 2012

OPINION: Claroscuros de la era 2.0



¿Cuántos, entre los 100 millones de usuarios de Twitter, habrán reflexionado sobre esta declaración tan cristalina como temible?: "La mayor parte de la información que usted nos proporciona es información que usted nos está pidiendo que se haga pública. Esto incluye [...] los mensajes, los Tweets […] la gente que le sigue, los Tweets que marca como favoritos o los Retweets y demás elementos de información".
Decir Internet puede significar sueño o pesadilla. Para muchos, la red de redes se ha convertido en parte imprescindible de su mundo personal y profesional. Para otros, la aldea global ha degenerado en un daimon maléfico, capaz de controlar hasta nuestro espacio más íntimo (desde el funcionamiento neurocognitivo a la expresión emocional, pasando por las relaciones familiares). En cualquier caso, la transformación cultural y antropológica que se está produciendo pide una reflexión profunda. ¿Cabe aún recapacitar serenamente en la era de la inmediatez?

Identidad o reputación

“Si blogueo, twitteo y wikeo todo el tiempo, si la mente colmena es mi público, ¿quién soy yo?", se pregunta Jaron Lanier en su último libro, El rebaño digital (Planeta, 2011). La visión de este gurú de la comunicación es apocalíptica pero apunta a un asunto neurálgico: ¿En qué medida se conjugan la identidad virtual y la real? Las redes sociales, por ejemplo, brindan la oportunidad de enriquecer relaciones disolviendo barreras físicas y canalizando intereses compartidos. Pero al mismo tiempo, la inflación de invitaciones a relacionarnos puede terminar por devaluar palabras como “amigo” o cosificar nuestro entorno convirtiendo a las personas en posibles “contactos”.
Por otro lado, nos afectan las tendencias del mercado. Mientras muchas profesiones agonizan en la crisis económica, surgen otras destinadas a mejorar la reputación online de los usuarios (individuales o corporativos). En ese sentido, la imagen digital aparece directamente ligada al concepto de ranking: la reputación online proviene no tanto de lo que somos sino de lo que publicamos o se publica sobre nuestra marca.
Depender del juicio ajeno ¿nos deja ser nosotros mismos o nos esclaviza a la opinión de los otros? Antonio González, auditor de trei.es, afirma: “Este riesgo va asociado a la vida misma, no sólo a la red. Por eso, el mejor uso de Internet es actuar como somos en la vida real”. De hecho, según Gustavo Entrala, director ejecutivo de la agencia 101.es, “ganarse una amplia base de seguidores implica ser capaz de generar opiniones interesantes. Si no, dejarán de escucharte”.

Conversación o charlatanería

La reputación online afecta a las persona y a la propia dinámica del sistema. Se presupone que para hablar en público hay que tener algo cualitativamente relevante que decir. Pero, para ser escuchado en la red, prima la cantidad de mensajes emitidos. Eso genera un círculo vicioso cuyos efectos están a la vista: la banalidad de tanta información que, además, termina saturándonos. Según Facebook, a través de su plataforma se intercambian alrededor de novecientos millones de objetos “informativos”.
En este panorama han emergido dos figuras clave: los “seguidores”, imprescindibles para crecer en popularidad, y los “rebotadores”, que pueden propagar una información a través de sus perfiles. Más aún, existen empresas de marketing (como Usocial.net o Socialkik.com) que ya ofrecen paquetes de seguidores.
Para Gustavo Entrala, “los mensajes cortos desafían a la creatividad y, para dejar poso, requieren mucha reflexión previa”. Sin embargo, Lanier ya produjo un convulso debate cuando, en su artículo titulado "maoísmo digital”, denunció la tendencia a que prevalezca la plataforma sobre el contenido. A día de hoy no hace falta ser experto en informática para utilizar Internet, y eso supone un logro. Tampoco parece nocivo, a priori, el éxito de lo viral. Pero si el número de internautas crece ininterrumpidamente y la técnica del rebote se hace imprescindible para conseguir relevancia online, lo que se bautizó como “zumbido” tecnológico (buzz) se convierte en una estridencia ensordecedora.
En el fondo, este fenómeno no es más que una adaptación digital del relativismo imperante. Si la verdad es lo que decide la mayoría, vencerá quien logre imponer su opinión a más gente y domine el arte de persuadir. Han cambiado el foro y los trucos de oratoria, pero el debate es tan antiguo como los sofistas.

Intimidad o vida escaparate

La identidad digital pone encima de la mesa otro tema candente. Nuestra vida online está tejida por multitud de decisiones en las que tenemos que manifestar qué mostramos y qué ocultamos.
Nunca como hoy hemos tenido más acceso de primera mano a lo que sucede y al interior de las personas que nos rodean. Y nunca ha existido mayor tentación que la de perder la intimidad por exponerla excesivamente. Francesc Grau, autor de Twitter en una semana (Gestión 2000, 2011) manifiesta que tal riesgo es inherente a la propia arquitectura relacional de la web 2.0 (Twitter->followings, Facebook->amigos, Linkedin->contactos…): “Vemos con quiénes se relaciona la persona, empresa, organización, marca, producto o país. Sus amistades se hacen públicas ante cualquiera, incluso sus diálogos, sus reacciones, estados ánimo, preferencias o calidad de las mismas, evidenciando fortalezas y fracturas entre interlocutores, con el peligro constante de desarrollar una crisis o destapar una situación que permanecía silenciosamente latente”.
El primer cortafuegos de un internauta debería ser la conciencia de la red como auditorio ilimitado y global. Pero la impulsividad emocional o la vanidad que rigen muchas veces el acto de publicar una reacción o una imagen, no tienen en cuenta que ese contenido queda ya fuera de control para siempre.

Ingenuidad o realismo digital

En ese sentido, es vital que el internauta sepa que su navegación no es una actividad anónima. El tedioso proceso de registrarse o la prisa pueden hacer que obviemos leer los contratos que aceptamos, con el consiguiente desconocimiento de las políticas de privacidad. ¿Cuántos, entre los 100 millones de usuarios de Twitter, habrán reflexionado sobre esta declaración tan cristalina como temible?: “La mayor parte de la información que usted nos proporciona es información que usted nos está pidiendo que se haga pública. Esto incluye [...] los mensajes, los Tweets […] la gente que le sigue, los Tweets que marca como favoritos o los Retweets y demás elementos de información”. Cualquiera, sin estar siquiera registrado en la plataforma, tiene acceso a esos datos.
Chema Alonso (hacker y MVP de Microsoft) afirma que “el mercado de identidades es la mercancía más que suculenta para el cliente publicitario”. Nuestras huellas digitales marcan el camino a agencias que, monitorizando nuestra actividad, nos ofrecen productos (llegando a adivinar hasta nuestro subconsciente).¿Quién no ha tenido la sensación de que Google es como Dios, porque lo sabe todo? Pero esa divinidad autómata se rige por intereses económicos y no según la lógica del amor. Juan José García-Noblejas, blogger y académico de la comunicación, traduce así una certera expresión de Jeremy Ettinghausen: “Si no pagas por algo, entonces es que no eres el cliente, sino que tú eres el producto”. Basta ver que los gigantes poseedores de perfiles (Facebook y Google) han pasado de la convivencia pacífica a una paulatina guerra fría.

Hackers o héroes sociales 2.0

En ese sentido, conviene percatarse de que en Internet conviven todo tipo de intenciones. Según Chema Alonso, “el ‘malo’ tradicional también existe en la red. La particularidad está en que tiene las mismas herramientas que el usuario medio pero conoce sus posibilidades mucho mejor”. Aunque Sebas Muriel, directivo de Tuenti, afirma que “los comportamientos fraudulentos siguen ciertos patrones, bastante identificables”; la colaboración de empresas y usuarios expertos con las autoridades dificulta cada vez actividades malévolas.
Por el contrario, otros han encontrado en la red una poderoso instrumento benéfico. Tal es el caso de José Martín Cabiedes, fundador de Hazloposible.org, quien vislumbró el mundo non profit como un mercado con oferta (entidades de “productos” humanitarios) y demanda (personas deseosas de dar lo mejor de sí). Desde esa óptica, diseñó ciber-puentes entre los dos ámbitos, creando un portal de referencia ineludible al hablar de solidaridad.
Obra Social Caja Madrid ha bautizado como “Héroes sociales 2.0” a esas personas que a través del mundo virtual comparten inquietudes y aspiraciones para mejorar el mundo real. Tanto el universo solidario como la Iglesia se caracterizan, precisamente, por su reticularidad: quizás por eso han encontrado en Internet uno de sus mejores aliados. De hecho, la Jornada Mundial de la Juventud 2011 debe parte de su éxito a las redes sociales. Según Antonio Gallo, de Dogcomunicacion.com, “una de las claves fue considerar a los internautas influencers: que se sintieran parte de una comunidad y, por tanto, del plan de comunicación”.

Ciber-salto generacional o alianza

Quizá el principal obstáculo para que la posible democracia global no degenere en una nueva aristocracia digital proviene del grado en el que seamos capaces de dominar la tecnología. De hecho, los niños de hoy aprenden automáticamente las TIC, mientras que muchos padres y educadores se ven excedidos por un Internet que juzgan ingobernable.
Iniciativas como Pantallasamigas.net, Protegeles.com o Alia2.org aportan un apoyo decisivo a padres y maestros. Pero urge replantear el debate sobre la llamada “competencia digital” del currículum escolar.
No obstante, este panorama posibilita una sinergia magnífica: quizás los adultos deban aprender a manejar las herramientas y en eso pueden ser alumnos de los menores; pero, al mismo tiempo, los chavales necesitan la guía de sus mayores para integrar los aciertos y errores de la tecnología en su proyecto de vida. Tal intercambio educativo genera valor compartido en la familia.

Cultura del lamento o desafío digital

Cualquier revolución produce desconcierto en sus contemporáneos. También en la era digital podemos elegir entre la queja estéril o sumarnos a los aspectos positivos del cambio y, desde ahí, mejorar el mundo en el que hemos nacido.
Un desafío múltiple y apasionante: aferrarnos a los hábitos analógicos y unidireccionales o gozar de la experiencia 2.0.; lamentar la “cultura short” o ejercitar la habilidad de síntesis; padecer adicción digital o evitar la tentación practicando el ayuno tecnológico; sentirse víctima de una imparable maquinaria global o aprovechar las enormes ventajas de los procesos automatizados; esclavizarnos al tiempo real o adaptar el dinamismo vertiginoso de la red a nuestro propio ritmo; subastar nuestra intimidad o compartir lo mejor que llevamos dentro; sucumbir al ruido tecnológico o revalorizar silencio; distanciarse de las generaciones jóvenes o entender que se divierten, cotillean, ¡rezan!... en digital; infectarse del totalitarismo positivista o viralizar la búsqueda de la verdad; difundir alarmismos apocalípticos o aprovechar las mutaciones culturales para desarrollar un nuevo sentido común.
La paradoja virtual refleja fielmente nuestra condición humana. Online y offline, sólo tenemos un alma. Las nuevas tecnologías nos brindan instrumentos poderosísimos. Pero es la libertad la que hace que algo sea constructivo o letal.
TERESA GUTIÉRREZ DE CABIEDES

martes, 17 de abril de 2012

Google acusa a Facebook y a Apple de restringir la libertad


La transparencia y el acceso universal que han sido el motor de Internet desde su creación están en peligro, o al menos así lo piensa el cofundador de Google Sergey Brin, que advierte de que estas "fuerzas muy poderosas" se han alineado contra la apertura que ofrece la Red. Reconoce además que está más preocupado que nunca y que le "da miedo" pensar en la actual situación.
En una entrevista en exclusiva del diario The Guardian culpa en parte a Apple y, sobre todo, a Facebook, de la amenaza de la libertad en la Red. La razón son los 'jardines vallados' que imponen estas compañías, con controles exhaustivos sobre el 'software' que publican en sus plataformas.
Así, el mundo de las aplicaciones para 'smartphones' (liderado por Apple) limita las búsquedas de información. Y la voracidad de datos de Facebook supone para Brin otro riesgo. "Facebook ha estado chupando datos de Gmail desde hace años".
Según la entrevista, Brin no habría sido capaz de crear Google junto a Larry Page, si Internet hubiera estado dominado por Facebook. "Hay que jugar con sus reglas, que son muy restrictivas", asegura, y recuerda que si pudieron desarrollar un motor de músqueda fue porque la Red era muy abierta. "Demasiadas reglas ahogan la innovación", comenta.
Pero la acción de Facebook y Apple es sólo una de las tres patas que, a juicio de Brin, sostienen la amenaza contra la libertad. Los Gobiernos, afirma, tratan cada vez con más fuerza de controlar el acceso y la comunicación de sus ciudadanos. Es especialmente crítico con los controvertidos proyectos 'antipiratería' SOPA/PIPA.
La tercera pata de esta amenaza la forman los intentos de la industria del entretenimiento para acabar con la llamada 'piratería', los cuales critica de una forma muy intensa.
Según él, la industria del entretenimiento ha fracasado a la hora de comprender que la gente seguirá descargando contenido 'pirata' mientras sea más fácil de conseguir y de usar que el material legítimo, con todas sus restricciones.

martes, 10 de abril de 2012

galaxy note ....uau !!!!


Samsung ha logrado unos beneficios récord de 5.150 millones de dólares en el primer trimestre, impulsada por las crecientes ventas de sus 'smartphones' y de Galaxy Note, en el que ha puesto sus esperanzas de demostrar una vía de innovación para competir con su rival Apple.
Samsung, la mayor empresa tecnológica de Corea del Sur, calcula de este modo duplicar su beneficio en un año, ya que en el mismo periodo de 2011 se situó en los 2,95 billones de wones (unos 2.610 millones de dólares).
La Galaxy Note, un producto a caballo entre el teléfono y la tableta queutiliza un lápiz y posee una pantalla con un tercio del tamaño que la del iPadha vendido más de cinco millones de unidades desde que se lanzó en Octubre y se ha convertido en una fuente inesperada de ingresos para la compañía surcoreana, que hasta ahora poseía una reputación de 'copiar' a otros más que de ser un líder en diseño.
"Las ventas por encima de lo esperado de la Galaxy Note parecen haber dado un empujón a las ganancias", afirma Lee Ka-keun, un analista de Hana Daetoo Securities. "Las ventas aumentarán aún más en el segundo trimestre y el beneficio derivado del dispositivo crecerá pese al aumento de los costes de marketing relacionados con los Juegos Olímpicos".
Samsung, que se convirtió en el mayor vendedor de teléfonos inteligentes el pasado año con el 20% del mercado desde sólo el 3% que tenía en 2009, se las verá cara a cara con Apple este trimestre con el esperado lanzamiento de su nuevo modelo Galaxy S, su 'smartphone' de bandera, que se enfrentará al nuevo iPhone de la compañía de Cupertino.
El éxito de Galaxy Note, un dispositivo que el diseñador jefe de Samsung califica como un 'rompedor de tabúes', demuestra que el maduro mercado de los móviles puede abrirse a nuevas oportunidades y ha aumentado la presión sobre otros fabricantes rivales, como HTC, Nokia y RIM, el fabricante de BlackBerry.
HTC, el quinto mayor fabricante de 'smartphones', ha anunciado que sus beneficios cayeron un 70% en el primer trimestre, hasta 151 millones de dólaers, debido a la competencia por parte de Apple y Samsung, aunque confía en recuperar terreno con el lanzamiento de su nueva serie One.
Samsung, que dará a conocer sus resultados oficiales del primer trimestre el 27 de abril, estima que sus ventas de enero a marzo habrán aumentado 21,7% interanual hasta los 45 billones de wones (39.825 millones de dólares).
En este sentido, las ventas globales de su 'smartphone' Galaxy S II alcanzaron las 20 millones de unidades apenas 10 meses después de su lanzamiento, mientras que las de su tableta Galaxy Note alcanzaron los 5 millones desde que llegó al mercado en octubre, una cifra que Samsung espera doblar a finales de este año.
Mientras Apple es el principal rival de Samsung en el mercado de los teléfonos inteligentes, la compañía estadounidense es también su mayor cliente debido a que fabrica la mayor parte de las pantallas y los chips de los iPhone y los iPad.
Ambas empresas están enfrentadas en una guerra de patentes que ha generado casi 30 casos legales en 10 países.