Eric Schmidt, el consejero delegado de Google, acudió conciliador la semana pasada a la reunión de los editores de diarios norteamericanos. Nada de reproches a las acusaciones de
Schmidt esquivó la pelea obedeciendo el mandato fundacional de su empresa de no comportarse mal. La audiencia ayudó. Los editores se arrugaron a la hora de dar batalla cara a cara ante el jefe de los vampiros que, según muchos, chupa la sangre de su información y su publicidad para arrebatarles la vida.
Pero el jefe de Google prefirió defender a su empresa y dar algunos consejos valiosos para el futuro de la prensa.
El primero es que los medios deben convertirse en plataformas: medios capaces de responder a la ubicuidad de los contenidos en la economía de la abundancia y ofrecer a los usuarios diversas formas de llegar y gestionar la información gracias a nuevos algoritmos informativos y con acceso a través de diferentes canales e interfaces, como empiezan a hacer las televisiones.
Medios capaces de hacer que los usuarios puedan encontrar, usar y gestionar sus contenidos tanto dentro de sus webs como a través de las redes sociales y otras herramientas como las API (interfaz de programación de aplicaciones) que permiten gestionar y rentabilizar los contenidos de los medios con otras aplicaciones y formas de visualización. Una de las mejores formas de aprovechar el mercado y la participación distribuida de internet.
El segundo es imitar a las televisiones en combinar modelos de negocio para aprovechar la larga cola del mercado digital: de la televisión en abierto al pago a través de suscripción o pago por visión, como quieren hacer las televisiones españolas con la TDT de pago. Es su receta para salir del ahogo económico que la crisis está provocando en los diarios y para superar el dilema entre contenidos gratuitos y de pago.
Aprovechen todos, es la receta del CEO de Google. Televisión en abierto en las ondas e internet y pago en las plataformas digitales, cable y satélite. Porque pese a la crisis la televisión de pago continúa creciendo frente a la caída de la publicidad de un 19% en España el año pasado. Y además gana suscriptores impulsada por nuevas plataformas como los móviles, parte de la identidad de los nómadas digitales, devoradores de la ubicuidad y la conectividad constante destacada por Schmidt.
El tercero es en el mercado de la abundancia no se puede crear escasez artificial y por eso la publicidad seguirá siendo la fuente de ingresos más importante para los medios. Si además consiguen rentabilizar contenidos gratuitos y de pago, mejor. Mejor para Google y también para los medios. Uno mantiene inventario de contenidos y publicidad, los otros suman audiencia y generan ingresos por sus contenidos más valiosos. Una receta de micropagos y suscripción que evolucionará hacia modelos freemium: gratuitos con una pequeña proporción de pago.
Y, por último, una advertencia: corran. Schmidt valoró la temprana incorporación de los diarios a internet, que tantos beneficios ha permitido a su empresa gracias al contenido gratuito y la posibilidad de disponer de un enorme inventario publicitario para su publicidad contextual, además de convertir a los medios en uno de los principales clientes de Ad Words para promocionar sus contenidos y páginas.
Pero Schmidt volvió a señalar la puerta abierta para quien no quiera estar en Google: robot.txt y listo. Prohibido el paso al buscador. No se quejen después del descenso de tráfico.
Y corran también porque los agregadores, los microformatos y las nuevas herramientas como Twitter están ganando la batalla por conseguir el dividendo digital que permite el excedente cognitivo y de consumo producido por internet y la tecnología.
El discurso del primer ejecutivo de Google a los diarios no es inocente. Todas sus recomendaciones fortalecen también al Gran Ciberleviatán, pero en sus recomendaciones hay mejores ideas que seguir quejándose del negocio de otros que también suman valor para los usuarios o levantar barreras que la mayoría del público no está dispuesto a aceptar.
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